8.15.2006

Todas las horas, otra vez, vuelven a tener el mismo color

Esas pequeñas cosas en las que nos apoyamos. Una mirada, un beso, un abrazo, algunas palabras. Pero otra vez callo. Siempre que hablamos de esto callo… Callo no porque no quiera hablar, sino porque no sé qué decir. Callo porque no sé qué responderte, no tengo respuestas a tus preguntas. No tengo respuestas a tus ojos, a tus besos. Y vuelvo a escuchar esa respiración, tu respiración. Esa que tenés cuando no sabés qué hacer. Yo callo para no mentir, no para hacerte daño. Vos hablás porque es lo único que sabés hacer para resolver las cosas. Pero yo no sé encontrar respuestas en el ruido. Vos sabés pensar hablando. Yo no sé pensar de a dos. A mí las respuestas siempre me sorprenden. Llegan cuando no las espero, llegan cuando las paro de buscar. Y presionarme no sirve de nada, al revés. “Lo siento” es lo único que sé decir últimamente. “losiento”, ya es casi una sola palabra. Ya casi no significa nada de tanto repetirlo. “Te amo”, hace cuánto que no te digo eso… Y es verdad, pero eso ya no nos dice nada a ninguno de los dos. El fracaso impregna todos los sentimientos, todas las palabras, todas las miradas. Todo se tiñe de amargura. Y de golpe, aquello que era tan fácil se vuelve imposible. Aquello que nos salía de una forma tan natural se siente actuado, se siente irreal. Aquel brillo de tus ojos que me hipnotizaba ya no es igual. Antes brillaban como el sol. Ahora tus ojos se parecen a la luna en la noche antes de un día de lluvia. Ahora son el reflejo de un resplandor pasado. Ya no vivimos el presente, ya no soñamos el futuro. A veces ya ni sé si te amo a vos, amo lo que fuimos, o ya ni te amo. Seguimos viviendo nuestro pasado por inercia. Las despedidas son difíciles. Cuesta aceptar los cambios. Y ni siquiera sé si me quiero despedir de vos. Me cuesta imaginar mi vida lejos tuyo. Me cuesta imaginar las cosas que no conozco, las que no espero. La vida siempre sorprende… tenemos que recuperar aquella capacidad de sorpresa que antes teníamos. Pero vos seguís buscando culpables como si existieran. Vos seguís buscando fabricaciones nuevas para hacer las cosas que antes nos salían sin pensar. Yo sólo tengo una certeza aunque a vos no te sirva, la de que todo cambió. Lo que antes nos daba tanto placer, ahora nos da tanto trabajo. Aquel lugar al que nos escapábamos ya no existe. Aquellas cosas que antes nos alegraban los días y las noches, ahora se confunden con la rutina. Todas las horas, otra vez, vuelven a tener el mismo color.

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