¿Y qué si a mi palabra,
Que se anima al sonido,
No le corresponde
Ni tu mirada ni tu voz?
¿Y qué si a este recordar
Tan poblado de suspiros,
Desprovisto del olvido,
No le llega su redención?
Será entonces el precio
Que mi alma merezca,
O tenga que pagar.
Seré entonces, necio,
Recordándote por siempre,
Quien deba callar.
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